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miércoles, 20 de julio de 2016

A solas con su soledad

Poco a poco ella se daba cuenta de cómo otros, según ella pensaba, se iban adueñando de sus sueños: irse de casa, viajar lejos, emprender nuevos retos… mientras ella permanecía estática en el mismo lugar de siempre, con esos sueños por cumplir que estaban programados, pero para más tarde. Hacía tiempo se había ido distanciando para que en el momento de decir adiós no doliese tanto, o porque en el fondo sabía que no quería volver, o no podría porque no habría a quién ver. Con tanto tiempo había planeado todo eso que en el momento de decir adiós no quedaba nadie a su alrededor para despedirse. Le gustaba estar sola, pero ahora se sentía sola prácticamente todo el tiempo, tan solo un pequeño peluche le hacía compañía. La soledad había pasado de ser su mejor excusa, a su peor pesadilla. A la larga el haberse ido distanciando de la gente para que doliese menos, acabó doliendo más. Y al final se fue, pero vivía tan lejos, que ni siquiera su familia lograba hacerla entrar en calor cuando su corazón se helaba.
Qué curioso, que ella, que nunca tuvo problemas para relacionarse con la gente, ahora no encontrase a nadie . No supo mantener sus amistades, no pudo mostrarse cómo era, y cuándo pudo hacerlo, no la quisieron o no la entendieron. Porque distante no, pero silenciosa y reservada siempre había sido. Era lo paradójico. Que ella hablaba, siempre y mucho de cualquier cosa, pero podías hablar con ella durante un año y no conocerla en absoluto. Era difícil penetrar en ella, y doloroso cuando llegabas, pero en el fondo tenía algo que te hacía quedarte. Su vitalidad, su fuerza o su sufrimiento. Pero ahora ya ni siquiera sabe cómo hablar, no de ella, de eso nunca supo, sino de todo lo demás. Se ha quedado sin palabras, ella que juega con ellas y las moldea todo el tiempo, que las ha estudiado y las enseña…Todas aquellas horas divagando sobre cualquier asunto quedaban resumidas en simples monosílabos y pequeñas intervenciones que poco podían aportar. Ahora ella es una gran escuchadora, pero nada más. No consigue hacer amigos, ha perdido los de antes, y de nuevo, de vuelta a la soledad. La que tanto quiso y ahora odia.
Qué extraña es la vida que te cambia por completo de repente y sin previo aviso, sin que tú te enteres y los demás lo noten. Ayer eras un pequeño loro parlanchín con un montón de amigos con los que quedar y hoy eres un pequeño texto que nadie se va a leer. Y si le preguntaras cómo ha podido ser, no sabría contestarte. Muchos sueños, nuevos horizontes, mucho miedo y un gran secreto… o simplemente el tiempo, que dicen que pone a cada uno en su lugar. Ella siempre se jactó de ser un alma solitaria, ahora simplemente, ella se siente sola. 


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