Secciones

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Lección para antes de comer

No me gusta que creas que soy boba, pero cuando lo dices, me haces más lista. No me gusta que me digas que nunca tengo opinión sobre nada, pero cuando lo haces, me haces más juiciosa. No me gusta que te jactes de que no tengo temas de conversación, pero cuando lo expresas, me enseñas a escoger a quién le dedicaré mis palabras.
No creas que es cierto todo lo que dicen, porque hasta yo que soy tan boba como dices sé que no siempre la gente dice la verdad. Tal vez no sea quien debería ser, quien podría haber sido, o cómo te gustaría que fuera… pero soy quien soy, sin más, sin menos. Tal vez no conozco demasiado sobre el sistema capitalista, crea en utopías políticas, no sepa hacer la o con un canuto o no tenga la habilidad innata para hacer una disertación de cualquier tema que surja en una conversación. No me juzgues si mi nivel intelectual no llega al sobresaliente, si me empeño demasiado en algo, si no lo consigo, si divago o si digo, simplemente que no sé. Pero en todos estos años he aprendido una o dos cosas sobre la vida que no hay que luchar contra ella sino con ella, que es mejor medirse con un rasero propio que con el de otros, que no hay que esperar las cosas sino salir a por ellas, que no hay que juzgar a nadie sino conocerlos. Puede que en otro momento me enfadase por no ser mejor, pero hoy he aprendido a quererme tal y como soy. Y eso, digan lo que digan los libros de texto, los periódicos o las enciclopedias es el mayor conocimiento que existe, saber quién es uno mismo y saber quererse en cada momento.

No me gusta que se hayan burlado de mí, que me hayan tachado de estúpida, no me gusta que me hayan juzgado o pisoteado, pero gracias a todos ellos, me he conocido mejor, me he valorado más, y al final he aprendido, quién de verdad soy. 

Una lección que durará toda la vida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario