Prométeme que serás libre, que nunca mirarás atrás, que
jamás te conformarás con algo mediocre pudiendo alcanzar más. Júrame que
siempre serás fiel a tus principios, leal a tu familia y sincera con tus
amigos. Que no perderás el tiempo envenenando tu mente deseando el mal a tus
enemigos, que si ellos no te quieren, no merecen ni más hueco en tu vida, ni
más palabras ni, por supuesto más tiempo del que ya han tenido. Dime que serás
feliz, o que si alguna vez no consigues serlo, porque hay días que es
terriblemente difícil incluso sonreír un poco, lo intentarás con todas tu
fuerzas, siempre, cada instante. Dime que lo harás. Yo solo quiero que tú
sonrías, que el mundo sepa que eres más fuerte que él. Que tu sonrisa sea tu
marca de identidad, y tu fuerza, valentía, honradez y felicidad los motores de
tu vida. No temas jamás al fracaso, inténtalo. Porque cuando seas mayor, será
mejor haber experimentado todo, que haber temido hacerlo y dudar de qué hubiese
pasado. Salta al vacío, y así conocerás la sensación de la adrenalina subiendo
por tus venas. Trabaja duro por alcanzar tus sueños, por muy difícil que estos
puedan parecer, por muy inalcanzables que los veas, siempre tenlos en mente,
siempre intenta allanar el camino a ellos, y si te esfuerzas, con tiempo,
paciencia y tesón, verás que se pueden cumplir.
Enamórate cada día, de la vida, de la felicidad, de la
persona que esté a tu lado. No des nada por sentado. No temas arriesgar mucho.
No tengas miedo de ser quien eres y de decir lo que piensas. Sé tú misma. Quien
te ame, que te ame a ti y no a quién quiere que tú seas. Y si aún no has
encontrado a nadie todavía, no te desesperes ni renuncies, hay alguien ahí
fuera que volverá tu vida del revés, que te amará más que a sí mismo, que hará
que lo ames más que a nada y nadie. Respétale, y respeta vuestros sueños, los
suyos, los que vayáis creando poco a poco entre los dos, y por supuesto, no te
olvides de los tuyos propios. Una relación no es una carrera de 100 metros, es
una carrera de fondo, una maratón larga y llena de pruebas y obstáculos en el
que el amor, el respeto y la confianza son el motor que hará que te lleven
hacia delante sin desfallecer.
Trabaja duro por tu futuro, no pierdas la fe en lo que haces
y escoge una carrera y un trabajo que te gusten. No vivas amargada los próximos
cincuenta años de tu vida en algo que no te haga sentir bien, que no te deje mejorar
día a día. No te lleves más trabajo del necesario a casa y acuérdate de
descansar y dormir sin pensar en los problemas, aunque sé que probablemente
esto sea una de las cosas más difíciles para ti. No te agobies en un vaso de
agua. Y si alguna vez te sientes así, tómate un descanso, estira un poco las
piernas, canta alguna de esas canciones que tanto te gusta destrozar a voz en
grito y luego, cuando ya estés más calmada, vuelve a ello. Tienes desde pequeña
esa terrible manía de estresarte con las cosas más pequeñas, y no confiar
demasiado en ti. Sé que puedes con cualquier cosa que te propongas así que
hazme caso, y relájate.
Disfruta más de la
vida ahora que todavía eres joven y no sufres los achaques de la edad. Viaja
por todo el mundo cuando puedas, no necesitas mucho, un pasaporte y una
mochila. No gastes el dinero en hoteles de cinco estrellas, hospédate en un
albergue y conoce cada lugar desde dentro,
intégrate entre la población como si fueras uno más y siente la vida
fluyendo por tus venas en cada bocanada de aire fresco.
Prométeme que serás feliz, que serás libre, que nadie decidirá
tu camino, tu forma de vestir ni tu forma de pensar. Prométeme que, cuando yo
ya no esté, no mirarás atrás para buscar mi mano. Que no llorarás más de lo
necesario, porque yo viviré siempre en tu sonrisa, esa que ha de ser el lugar
donde tú y yo nos volvamos a encontrar, así que prométeme que sonreirás aunque
no me puedas ver, porque es allí donde yo estaré.
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